Que mejor que esto para iniciar un viaje...Al delirio.

" Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo de aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua. "
Julio Cortázar

miércoles, 2 de junio de 2010

Vientos de temporal


Vientos de temporal

Vientos de lluvia, lluvias de temporal
se avecinan anunciando su frió en los huesos,
la incertidumbre la siembran con los caprichos
y volubilidad del destino, de la madre naturaleza.

Unos ansiando la lluvia, el frió, la humedad.
Otros corren para protegerse de ella
sobre todo los que no son plantas, los que no son flores,
los que sus ríos no desembocan ni desembocarán al mar.
Mares que se descuidan y se convierten en océanos de preguntas,
Y flotando en ellos la inseguridad, como náufrago despavorido y asombrado, abatido por el cansancio de millones y millones de imágenes imaginadas.
Sórdidas, estridentes, luchando las puras contra las incoherentes.
rasgando lo rasgado anteriormente y suturando con azúcar y ungüentos gloriosos los descalabros novedosos, los de mediano tiempo, los ya cicatrizados.
Gota tras gota el agua que cae se define como llovizna, como lluvia,
como tormenta o como Huracán. Al igual que las letras, las palabras, las frases, las oraciones o una conversación completa. Las catástrofes se presentan aparentemente de pronto, pero siempre avisan, ya han dado su aviso antes, siempre dan una señal en la brisa, en los colores del cielo, en un parpadeo de ojos, en una silaba más pausada que todas, en la temperatura de la tierra, en una mirada que se desvía o en una palabra
sin color ni forma. Pero los humanos, casi todos, esperan al último para ver, para sentir, para escuchar, para escapar, sobrevivir de cualquier viento de temporal… Aunque regularmente no lo logran.

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